sábado, 18 de diciembre de 2010

Vacío...

Hay momentos en los que te sientes solo incluso estando rodeado de gente, momentos en los que te aíslas un poco del mundo porque no te apetece estar con nadie, momentos en los que simplemente deseas estar con la única persona que te hace sentir acompañado en esos instantes tan extraños... Después de esos días en los que uno ha estado apático, vuelves al mundo real y te das cuenta de que ahora te han dado de lado. Sientes que ya no les importas o que quizás nunca les hayas importado. Sientes que te hacen vacío, que no les interesa lo que te haya podido pasar y que no te ayudarán a volver a la normalidad...

Aunque a veces... quizás sea mejor así...


Escrito Por: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)

sábado, 4 de diciembre de 2010

Brotes Psicóticos

Ángela llevaba tres años viviendo con su novio Breogan cuando empezó a sufrir unos extraños brotes psicóticos. Desde hacía unos meses se autolesionaba provocándose grabes daños físicos y agredía a Breogan sin lograr causarle mal alguno. Con el tiempo sus males psicológicos fueron en aumento y su novio la llevó a un especialista porque estaba muy preocupado por su chica. El especialista hizo un profundo análisis de la conducta de la joven y dictaminó que Ángela debía ser ingresada en una cárcel psiquiátrica debido a la tendencia agresiva que padecía.
A Breogan le costaba mucho dejar a su novia en aquel lugar. Cuando encerraron a Ángela en aquella habitación de cristal, ella no dejaba de llorar y de suplicar que no la dejasen allí. A pesar de lo mucho que le dolía, Breogan decidió que aquello era lo mejor para ambos.
Breogan visitaba cada día a Ángela y le daba todo el cariño que ella le permitía. La salud mental de la joven parecía haber mejorado y los médicos consideraban que en poco tiempo podría recibir el alta.
Breogan llevaba seis meses viviendo sin Ángela y ahora todo volvería a ser como antes. Iba a buscarla a la cárcel psiquiátrica para llevarla de vuelta a casa, junto a él. Se encontraba ya junto a la puerta de la habitación esperando a que el médico abriese la puerta y le permitiese entrar. Breogan entró en la celda y en ese momento Ángela sufrió un ataque de histeria y comenzó a tirarse del pelo y a pegarse. El joven trató de tranquilizarla. Se aproximó a ella, la abrazó contra su pecho y le acarició el pelo. Ángela lloraba cubriéndose los ojos con las manos permitiendo que su novio la abrazase. La chica parecía estar completamente tranquila  cuando agarró con sus propias manos el  cuello de su chico. Apretó con fuerza. Breogan intentó que le soltase pero Ángela acabó con sus propias manos con la vida de la persona que amaba. Después de eso… jamás recuperó la cordura.


Escrito Por: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)