Ser Garlic investigaba, indagaba y preguntaba, pero no lograba nada.Aún así el joven guerrero continuó buscando si existía alguna enfermedad o algún tipo de bicho que provocase los síntomas que su prometida, Lady Gadian, le decía en medio de su agonía. El hombre preguntó a casi toda su ciudad, pero cuando estaba a puto de rendirse topó con alguien que quizá pudiese ayudarle.
Se encontraba ante una enorme puerta de piedra que tenía grabada la palabra “hechicero” en letras grandes y mayúsculas. Ser Garlic entró decidido en aquel lugar pensando que allí podría encontrar la solución a los males de su amada.
Ante la puerta se encontraba un mesa grande de madera, llena de algo que al caballero le parecían pócimas. Junto a la mesa se encontraba un anciano de muy baja estatura, con largo pelo blanco y una barba similar que vestía con una túnica negra. El hechicero observó con detenimiento a Ser Garlic y tras un instante breve de silencio, habló:
- ¿Puedo ayudarlo en algo caballero? –
- No sé si podrá, pero espero que así sea. –
El anciano se sentó en una silla situada tras la gran mesa de madera y con un gesto con la mano invitó a Ser Garlic a que hiciese lo mismo en la silla que había ante la mesa. El caballero se sentó.
- Bien joven, si no me dice cuáles son sus males, no podré decirle si le serviré de ayuda o no. –
- Sí claro. Disculpe, estoy un poco nervioso. He buscado por toda la ciudad a alguien que pueda ayudarme. Si usted no puede… me temo que mi prometida, la heredera al trono… morirá. –
- ¿Morir? ¿La princesa de Gurloc? Cuénteme que le ocurre y haré lo imposible por ayudaros. –
- Verá hechicero, hace unas semanas Lady Gadian enfermó. Siempre está cansada, con sueño… Está siempre en la cama casi inmóvil, con los ojos entreabiertos y su tez ha ido volviéndose cada vez más y más pálida. Entre delirios, hace unos días, logró decirme que tenía algo dentro de su ser que le estaba absorbiendo la energía. Desde entonces… la princesa empeora por momentos. –
- Joven, tenemos que hacer algo por la heredera. Lo que le ha dicho no han sido delirios… - el hechicero suspiró, tragó saliva y continuó hablando – ha sido la verdad. Me temo que su prometida y futura heredera al trono de esta nuestra ciudad Gurloc ha sido poseída por un “Mastak” y si no hacemos algo pronto… morirá de una forma muy dolorosa. –
Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra