sábado, 29 de enero de 2011

Ciudad Sumergida

Zoe y Ángela estaban paseando por un hermoso lugar de su ciudad. Se encontraban paseando por los jardines de un antiguo castillo situado dentro de un hermoso parque. Todo eso había sido donado al pueblo por sus dueños hacía cientos de años. Por eso las dos jóvenes podían pasear libremente por tan lujosa propiedad.
Ángela y Zoe se conocían desde hacía dos años y eran muy buenas amigas. Siempre que tenían la oportunidad acudían a pasear por aquellos jardines y jugaban en un inmenso laberinto formado por arbustos de algo más de medio metro de altura. Así que, lo que aquella tarde estaban haciendo era algo muy habitual para ambas muchachas. En cambio, ese día no sería un día normal.
Jugaban tranquilamente en el amplio laberinto cuando de pronto, una ola gigante apareció de la nada inundando todo el lugar. Zoe y Ángela se agarraban a cuanto podían para evita ser arrastradas, pero era imposible. Fueron engullidas por la ola y arrastradas por sus aguas por toda la ciudad. Aquella ola había sumergido toda la  ciudad. Durante el poco tiempo que las jóvenes permanecieron conscientes pudieron ver que toda su ciudad estaba bajo el agua, totalmente intacta. Como por arte de magia su ciudad se había convertido en la nueva Atlántida. Zoe y Ángela perdieron el conocimiento…



Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

miércoles, 26 de enero de 2011

Lady Gadian Y Su Historia De Amor

Hola queridos lectores. Me llamo Lady Gadian y hoy me gustaría contarles la romántica historia de cómo conocí a mi amado, Ser Garlic. Si os interesa continuad leyendo, de lo contrario es absurdo que continuéis con vuestra lectura. En fin, comienzo con mi historia, espero que os guste.
Era una dama joven y un poco alocada de diecinueve años de edad. Me encontraba en un viernes 21 de septiembre. Había acudido a una celebración con unos amigos esa noche. Cuando me dirigía junto a ellos a una taberna para tomar unas copas vi algo que cambiaría mi vida.
Allí, hablando con uno de mis compañeros, se encontraba. Un joven hermoso con una mirada y una sonrisa celestiales. Me maravilló, me hipnotizó. No lograba apartar mi mirada de él. El joven se fue del lugar y yo, Lady Gadian, pasé la noche pensando  en aquel caballero.
Los días pasaron y no lograba quitarme la imagen de aquel joven de mi  mente. Sin apenas darme cuenta, me enamoré de un caballero del que desconocía todo, hasta su nombre. No lo soportaba. Necesitaba saber quién era él. Hablé con mi mejor amiga, Lady Zoe, y ella habló con Ser Mak el cual conocía a mi amado.
Gracias a ellos supe quien era. Su nombre… Ser Garlic, un joven guerrero de veintiún años.
Siempre pensaba en él y un día decidí enviarle una carta con una pobre excusa para comenzar el contacto. Ser Garlic respondió y así empezó todo. Nos enviamos cartas durante un tiempo y un día decidimos encontrarnos. El encuentro se produjo en el parque situado justo detrás del palacio de nuestra ciudad. Nos sentamos en uno de los bancos de aquel hermoso lugar. Hablamos hasta que oscureció. Me besó y nos despedimos. Continuamos en escribiéndonos y un par de días más tarde volvimos a encontrarnos en el mismo lugar. Y allí, un miércoles  6 de octubre, dio comienzo una maravillosa historia de amor que ya dura cuatro meses.
Así fue cómo conocí a Ser Garlic y cómo me enamoré a primera vista de un caballero desconocido. Espero, queridos lectores, que os haya gustado mi relato y no haberos aburrido con él. Un saludo a todos vosotros.

Firmado: Lady Gadian
06.02.1813, Palacio de Gurloc

viernes, 21 de enero de 2011

El Sello

Allí me encontraba yo. En medio de aquella lujosa fiesta, vestido con unos pantalones y chaleco de color negro con mi revuelto pelo ondulado del mismo color dejándose caer sobre mis hombros de tez morena. En ese momento la vi aparecer. Una hermosa dama vestida con un largo vestido palabra de honor azul oscuro que dejaba al descubierto la pálida piel de la joven, su largura apenas permitía ver los hermosos zapatos del mismo color que su vestido. Sobre su frágil cuello lucía una gargantilla hecha con piedras lapislázuli. Entre su negro pelo cortado a la altura de la barbilla con pequeños destellos azul marino se podían ver unos largos pendientes hechos también con lapislázuli.
Allí se encontraba, frente a mí, con la mirada perdida  cuando todos comenzaron a bailar. Sin dudarlo me aproximé a ella.
-          Madame, ¿me concede este baile? – dijo Jakov alzando una mano.
La joven lo observó y agarró su mano, de ese modo comenzaron a bailar.
-          Mi nombre es Jakov, madame. Espero no haberla ofendido con mi petición, pero no podía permitir que una dama tan hermosa como vos se quedase sin acompañante. –
-          ¡Calle, calle! Me halaga, pero va a lograr sonrojarme, caballero. Mi nombre es Yamiley.–
-          Miss Yamiley, si no es mucha intrusión en su intimidad… ¿qué hace una dama como vos sola en una fiesta como esta? –
-          Me agrada tanta amabilidad por su parte, Ser Jakov. He venido buscando algo. –
-          Si me dice lo que es, quizá pueda ayudarla a encontrarlo. Me he criado en este palacio.–
-          Ser Jakov, ¿sois vos el anfitrión de este lujoso baile? –
-          No. El anfitrión está bailando con su esposa. Soy el hijo de uno de los sirvientes y vivo junto a mi padre aquí en una de las habitaciones que mi señor proporciona al servicio.-
-          Ser Jakov, si no le importa… ¿podemos continuar esta conversación en un lugar más íntimo? –
-          Por supuesto, madame. Vayamos a mis aposentos. –
Jakov guió a Yamiley hasta su  cuarto, situado en la torre norte del palacio. La puerta era de madera algo descolorida por los años y la atravesaban largas bandas de hierro. La cerradura era grande  y estaba oxidada. El muchacho abrió la puerta e invitó a Yamiley a que pasase. La joven entró y observó el cuarto. Era simple. Ante la puerta se encontraba una vieja cama con finas sábanas. A la derecha una ventana redonda que estaba oculta por oxidados barrotes de hierro. Al lado izquierdo un armario, un escritorio y una silla echas de madera ya podrida.
Jakov se sentó en la destartalada cama y Yamiley le imitó, se sentó a su lado.
-          Madame Yamiley, lamento ser insistente pero… ¿qué busca en este nuestro palacio? –
-          Ahora, en la intimidad, ya puedo contárselo, Ser Jakov. Busco “el sello Cabric” y si conoce este palacio tan bien cómo presume creo que podrá ayudarme. –
-          Os ayudaré, pero puedo aseguraros que ese sello maligno no se encuentra en este palacio. ¿Para qué lo necesitáis? –
-          Verá, ese sello al que vos llamáis maligno, tiene la magia que podrá proporcionarme el poder suficiente para sacar a mi joven hermano de las manos de Hades. Él es todo cuanto tengo y tan sólo tiene tres años. He estado investigando, he luchado, he hecho todo cuanto he podido para averiguar el paradero de la rosa negra en la que se encuentra oculto “el sello Cabric”. –
-          Madame Yamiley, os ayudaré. Os prometo que os ayudaré a salvar a vuestro hermano de las manos de Hades. Pero os aseguro que en este palacio no hay ninguna rosa negra. –



Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

Morir Y Resucitar

Nemek y Zoe se habían conocido a finales de la adolescencia de ambos y desde el primer momento se había enamorado. Ambos se querían tanto que estaban totalmente seguros de que pasarían toda su vida juntos.
El tiempo pasó y ya llevaban cinco años juntos. Era seis de octubre y se encontraba en una iglesia llena de gente, ellos estaban en el altar. Por fin iban a cumplir el sueño de casarse. Pero algo muy trágico ocurrió inmediatamente después de que los novios se diesen las alianzas de boda.  En ese mismo momento el lugar sagrado fue asaltado por un grupo de trece personas encapuchadas y armadas. Disparaban al aire mientras robaban a todos los presentes. Una de las balas lanzadas al azar se dirigían al cuerpo de Zoe, pero Nemek se colocó delante y la bala impactó de lleno contra su corazón. Los asesinos huyeron al oír las sirenas, pues uno de los invitados había logrado avisar a la policía.
Zoe estaba sentada en el suelo con Nemek entre sus brazos. La  novia lloraba sin cesar sobre el cuerpo del hombre con el que acababa de contraer matrimonio. El cuerpo estaba sin  vida y la policía trataba de llevárselo al forense, pero Zoe no se separaba de él.
La muchacha tenía su vestido blanco impregnado de sangre al igual que el traje de su marido. Zoe no podía dejar de llorar y de gritar a Dios por lo que acababa de permitir. Apoyó la cabeza contra el pecho sin vida mientras maldecía a todo el mundo. Lloraba. Se abrazó al cuerpo. De pronto, oyó un latir de corazón. Alzó la cabeza y observó que Nemek tenía los ojos abiertos y respiraba. Zoe se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza. Él le susurró al oído: “te dije que daría mi vida por ti y que intentaría resucitar por ti, pues así ha sido”.


Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

jueves, 20 de enero de 2011

Lady Gadian Continúa Sufriendo

Lady Gadian sufría. Por más que quería ser feliz todo parecía querer lo contrario. Uno de sus familiares pasaba un mal momento de salud y ella no dejaba de sufrir por él. Eso entristecía a Lady Gadian, la deprimía tanto que no podía ni hablar, pues si lo hacía el llanto brotaba sin cesar de sus ojos. Todo eso la hacía ver el mundo de color negro.
Lady Gadian necesitaba a su amado para intentar olvidar la tanta tristeza durante un breve período de tiempo. En cambio, su encuentro con Ser Garlic tan sólo le produjo más llanto y dolor. La doncella comprendía que su guerrero tenía que dar más importancia a sus actividades cómo soldado y que sus misiones eran la mayor prioridad. Pero no comprendía que salir con sus compañeros guerreros o buscar un nuevo carro de combate fuese más importante. Lady Gadian sentía que su amado la  tenía siempre en último lugar y eso la hacía sentir más dolor en su corazón del que ya sentía.
Después de todo eso, cualquier cosa le resultaba imposible a la doncella. Con el más mínimo esfuerzo Lady Gadyan rompía en llanto y sus ojos se inundaban de lágrimas. Tanto dolor sólo podía ser curado por la medicina del amor. Habló con Ser Garlic y le contó todo cuanto estaba sucediendo. El guerrero negó que ella fuese lo último y le declaró todo su amor. Lady Gadian, aún así, continuaba creyendo ser lo último y que ella le amaba más que él a ella.
La doncella se encontraba en sus aposentos, acostada en su cama. Lloraba. Pasaba u mal momento con su amado y su familiar perdía la vida poco a poco. Sufría e intentaba desahogarse con el llanto. Pero curar tanto dolor, cicatrizar tantas heridas… comenzaba a parecerle que era totalmente imposible.



Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

viernes, 14 de enero de 2011

Lady Gadian Y Sus Pensamientos

Lady Gadian estaba triste. A veces creía que le pedía demasiado a su amado Ser Garlic, pero no podía evitar esperar cosas de él, aunque él nunca las hiciese. Lady Gadian pensaba y pensaba y comenzaba a creer que era demasiado exigente. No podía pretender que Ser Garlic gritase a los cuatro vientos que la amaba, no podía pretender que escribiese sobre su amor, que siempre tuviese detalles con ella. No podía pedir tanto, no podía ser tan exigente. Lady Gadian... comenzaba a pensar que quizá no fuese una novia o que su error... era pensar tanto... ¿cuál era su error? ¿Exigir o pensar?


Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

jueves, 13 de enero de 2011

Lady Gadian Se Desvanece

“Me siento muy cansada, sin energía, sin fuerzas y con mucho sueño. A pesar de dormir bien por las noches, por las mañanas me siento como si hubiese pasado una noche en vela. Me siento sin fuerzas para nada. Me cuesta mover mi propio cuerpo. Es extraño. Siento como si algo me estuviese quitando toda mi energía. Siento que me consumo, que me desvanezco poco a poco.”

Lady Gadian dejó caer la pluma sobre el cacho de papel que se encontraba entre sus piernas. Se recostó en la cama. Cerró los ojos y se quedó dormida al instante…


Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

lunes, 10 de enero de 2011

Lady Gadian Y Su Dolor

Lady Gadian lloraba y lloraba. Desconocía por completo los motivos que provocaban tanto llanto. No podía dejar de llorar. Amaba a Ser Garlic, pero cada vez que pensaba en él lágrimas nuevas brotaban sin cesar de sus ojos. ¿Qué le ocurría? Lady Gadian no podía dejar de pensar en su amado y en porqué lloraba siempre que lo hacía. Con Ser Garlic le iba bien, era feliz a su lado, sin duda con él se sentía la mujer más feliz del universo y, en cambio, no podía dejar de llorar. "Temor, ¿podía ser ese el motivo de tanto llanto?" pensaba Lady Gadian intentando encontrar una solución a tanto dolor. Le dolía... le dolía el corazón y cada llanto aumentaba dicho dolor. La angustia aumentaba por momentos, las lágrimas comenzaban a salir con más intensidad, mientras el dolor de su órgano más preciado no cesaba. Lady Gadian pensaba en ese instante si todo eso estaba provocado por el temor a perder a Ser Garlic, le amaba tanto que pensar en un segundo sin él la aterrorizaba por completo. Pero... no, aquel no era el motivo que estaba provocando todo aquello. Con el tiempo había aprendido a convivir con ese miedo. Lady Gadian continuaba pensando y su dolor aumentaba con cada pensamiento. "No encuentro explicación alguna. Quizá deba tomar una decisión drástica" se dijo a sí misma. Caminó por la habitación en la que se encontraba y de una mesa cogió una larga y fina daga que colocó sobre su muñeca izquierda. Se quedó inmóvil. Continuaba pensado. "Quizá sea mejor que desaparezca. Así dejaré de sufrir este dolor tan intenso y Ser Garlic dejará de sufrir por mí". Continuó inmóvil durante unos minutos. Cuando de pronto tiró la daga contra la pared y se arrodilló bruscamente en el suelo, con las manos tapando sus ojos para ocultar el nuevo llanto. "Ahora lo comprendo todo. Este dolor es provocado por su pasado". Lady Gadian había estado a punto de quitarse la vida y en ese momento se dio cuenta. El motivo, el causante de tanto dolor era el pasado de su amado Ser Garlic. No podía soportar pensar en que ya habían besado aquellos labios, que ya habían tocado aquel cuerpo y aunque sabía que él la amaba a ella y que su pasado no le importaba, Lady Gadian no podía quitarse esos pensamientos de la cabeza. No podía, era así, no podía. No sabía por qué, pero esos pensamientos estaban clavados a fuego en su mente y eso le provocaba el dolor, la angustia y el llanto. Sufría. A pesar de ser feliz con el hombre al que amaba, sufría. No sabía qué hacer. Quería acabar con tanto dolor y la idea del suicidio seguía rondándola. ¿Qué debía hacer? Lady Gadian continuaba llorando, cada vez los llantos eran más fuertes y le costaba más respirar. Las punzadas en su corazón aumentaban y la angustia subía de nivel. "¿Qué puedo hacer para sacarme estos pensamientos?" pensaba Lady Gadian todavía arrodillada en el suelo y con los ojos llenos de lágrimas. "Quizá la solución a tanto dolor la tenga mi amado, Ser Garlic". No podía dejar de pensar en una solución, quería acabar como fuese con aquel dolor. Pensaba y pensaba. Pasó horas pensando y nada se le ocurría. Se levantó del suelo y se dirigió a la cama. Entre llantos se tumbó en ella y sin darse cuenta se durmió.
Se despertó. Con un sólo movimiento se sentó en la cama con los ojos abiertos como platos. "En mi sueño está la solución" dijo en un susurro Lady Gadian. "Ser Garlic tiene la solución a todo esto. Pero no puedo pedírsela, sería demasiado descarado". Lady Gadian había soñado con la solución y era simple. Debía pedirle a Ser Garlic que le explicase todo lo que sentía hacía ella, que la mirase a los ojos y le dijese que nada importaba, que tan sólo en su vida le importaba ella. De ese modo las imágenes del pasado desaparecerían de la mente de Lady Gadian y todo aquel dolor se desvanecería hasta extinguirse. Pero Lady Gadian se preguntaba algo... "¿Cómo puedo pedirle a Ser Garlic semejante cosa?"

Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

miércoles, 5 de enero de 2011

Agonizando En Mi Lecho De Muerte

Agonizando estoy en mi lecho de muerte. Toser, esa ha sido mi más humilde perdición. Toda una noche en vela llevo sin parar de toser. Mis ojos se cierran, pues necesito dormir, pero otro estallido de tos, vuelve a abrirlos rápidamente. Ya no tengo voz, pues mi garganta está totalmente destrozada por tanto esfuerzo realizado. Siento nauseas, me duele el estómago de tanto toser. Necesito que este sufrimiento cese durante un breve instante, lo suficiente para lograr dormir unos minutos. Todo me da vueltas, me pesan los párpados… incluso me cuesta escribir estas palabras por la falta de descanso.

No sé qué hacer para que esto se acabe. He intentado calmar la tos de mil modos y todos parecen ser inútiles. He tomado jarabe, he bebido zumos, he tomado caramelos, he tomado yogures, he tomado leche con miel… pero todo ha resultado en vano. Continúo tosiendo, a penas soy consciente de cómo logro escribir entre tosido y tosido. Con cada hilo de tos las lágrimas brotan a mares de mis ojos por tanta agonía. No lo soporto más. Necesito que esto acabe ya…

Agonizando estoy en mi lecho de muerte. Toser, esa ha sido mi más humilde perdición…



Firmado: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)