jueves, 14 de abril de 2011

Promesa De Muerte

Aitana sufría un grave desorden bipolar y había intentado suicidarse en repetidas ocasiones, nunca llegando a conseguirlo. Ella  vivía en un pequeño y acogedor piso junto a su novio Esteban, la persona que daba algo de orden a su complejo problema mental. Un día la joven llegó a casa tras un difícil día de trabajo. Aitana no había tenido un buen día y estaba deprimida. Sin apenas saber porqué, fue a la cocina y cogió un afilado cuchillo de uno de los cajones. Se cortó las venas con él  y tras un instante se  desvaneció en el suelo.
 Esteban llegó a casa deseando abrazar a su novia. Gritó su nombre, pero no obtuvo respuesta alguna. Se dirigió a la cocina para coger un vaso de agua, pues creía que Aitana todavía no había regresado de trabajar. Entonces allí la vio. Estaba tirada en el suelo con un pequeño hilo de vida todavía en su cuerpo. Rápidamente  Esteban la cogió en brazos  y la llevó al sótano del edificio, donde se encontraba el garaje en el que él tenía el coche. Abrió la puerta trasera de su vehículo color azul y  tumbó a la chica en los asientos. Él se sentó en el asiento del conductor y sin pensarlo ni un momento encendió el coche. Se puso en camino al hospital más cercano. Una vez en el hospital atendieron de urgencia a Aitana, pero no se pudo hacer nada. Falleció sin remedio en el centro médico. Los doctores comunicaron la dolorosa noticia al novio de la fallecida, el cual rompió en llanto al instante. Esteban estaba roto por dentro, acababa de perder al amor de su vida, la mujer con la que había hecho la promesa de morir juntos. La promesa de morir juntos… “No puedo incumplir lo que le prometí” pensó Esteban. Entonces se dirigió a las escaleras y comenzó a subir pisos. Subió escalones hasta llegar a una puerta que estaba cerrada. Se quedó quieto ante ella, pensando cómo podía abrirla. Le dio una patada y rompió el obstáculo. Llegó así al tejado del edificio. Caminó hasta llegar al borde, hasta el lugar desde donde se veía el vacio a la perfección. Se puso allí de pie y se quedó inmóvil. Comenzó a recordar. Estaba allí de pie, pensando en todos aquellos buenos momentos que había pasado junto a su chica. Mientras Esteban recordaba, un tumulto de gente se había juntado en la carretera que había frente al edificio y lo contemplaban con miedo. Habían avisado aquellas personas a la policía, alertándoles de que había un joven intentando arrojarse del hospital. Esteban abrió los ojos, ya que los había cerrado cuando comenzó a recordar, al escuchar una voz tras él. Con cuidado de no caerse todavía, se giró. Allí estaban, un grupo de unos cinco policías hablándole.
-          Muchacho, bájate de ese bordillo con cuidado y ven con nosotros. –
Esteban no les respondió. Tan sólo intentaban convencerle de que no se suicidase sin saber tan si quiera todo lo que estaba sufriendo. El joven les miró fijamente y sin pensarlo ni un momento, se tiró de espaldas al vacio.
Descendió sintiendo el aire chocar contra su piel. El aire lo sentía como algo cortante. Descendió a mucha velocidad y era consciente de que el impacto lo mataría al instante, casi sin dolor. Pero no fue así. Impactó, pero no contra el suelo como él esperaba. Calló en una colchoneta de color blanco que la policía había colocado mientras intentaban convencerle de que no se tirase. Mientras le hablaban en el tejado, en el suelo estaban preparando todo para que sobreviviese.
Esteban comenzó a llorar y a gritar estando tumbado en la colchoneta. Quería morir, no quería vivir sin Aitana, sin la mujer de su vida. Le habían hecho incumplir la promesa que le había hecho a su novia. “Cumpliré la promesa que te hice” pensó Esteban. A pesar del dolor y de la situación, su mente funcionaba rápido. Se levantó de la colchoneta y se puso de pie sobre el asfalto. Comenzó a correr. En un  momento de descuido de la policía, huyó.  Corrió todo cuanto pudo hasta llegar a una carretera por la que circulaban muchos vehículos. Cuando se adentraba en la carretera un camión impactó contra él. Esteban murió en el acto.



Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

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