jueves, 22 de diciembre de 2011

El Hombre Misterioso

Kalira acababa de salir de clase a fumar a la puerta del instituto en el que estudiaba. Tenía una hora libre hasta la siguiente clase y hacía buen día, aunque con algo de frío. Kalira encendió el cigarrillo y caminó hasta la parte trasera del recinto escolar. Tras el edificio había un bonito rincón al que a ella le gustaba ir. Había una cruz y un banco de piedra antigua. Aquello le encantaba y por eso se dirigió allí a fumar. Se sentó en el banco y miró al cielo mientras soltaba humo por la boca. Entonces… Una extraña figura apareció sobre la cruz. Kalira se acurrucó asustada en el banco. Observó. La figura resultó ser un chico de unos veinte años de edad, pelo negro, con la tez pálida y ojos verdes. El misterioso hombre vestía completamente de negro y ocultaba parte de su cara con un pañuelo, sólo dejaba ver sus hermosos ojos.
-      No deberías fumar cerca del incendio – dijo el muchacho con voz dulce.
Kalira se giró buscando un incendio, pero tras ella no vio nada. Se giró de nuevo y sobre la cruz ya no había nadie.

La hora libre de Kalira ya había pasado y ahora se encontraba en clase. La estudiante estaba de pie ante toda la clase y exponía un trabajo. En un momento se volvió para escribir algo en el encerado y al volver a su posición frente a sus compañeros miró la ventana.
-      ¡Fuego! ¡Fuego! – gritó Kalira señalando la ventana.
-      Rápido. Salgamos de aquí – les dijo el profesor.
Kalira y sus compañeros recogieron todas sus cosas y salieron lo más rápido posible de la clase. La chica estaba alcanzando las escaleras cuando el misterioso hombre de la cruz volvió a aparecer.
-      Llama a tu casa y dile a tu familia que cojan todas sus cosas y huyan. Alguien les ayudará. Tu casa va a arder – dijo el chico y después desapareció entre la multitud.
Mientras descendía las escaleras Kalira llamó a su madre por teléfono y con dificultad la convenció de que hiciese lo que ella le decía. La estudiante guardó el móvil en la cazadora y alcanzó por fin la puerta principal. Allí apareció de nuevo el hombre misterioso subido en una impresionante Harley Davidson. Miró a Kalira y le gritó:
-      ¡Rápido! Sube a la moto. Las llamas no tardarán en hacerse con este edificio. –
Ella no sabía quién era él, pero se subió a la moto. Lo único que quería era salir de aquel lugar. El muchacho condujo fuera del recinto. Condujo hasta que llegaron a un apartado lugar de la ciudad. Era un sitio muy alejado y con aproximadamente cinco casas. Se detuvieron ante una de aquellas enormes casas y bajaron de la moto. Caminaron hasta la puerta principal de la casa y entraron en ella. Kalira se quedó anonadada. Era una casa muy grande y lujosa. Tras observar todo a su alrededor miró al chico que la había llevado hasta allí. El cuál se había quitado el pañuelo que ocultaba su rostro.
-      Imagino que te estarás haciendo muchas preguntas y te las responderé. Pero antes debo presentarme. Mi nombre es Ezekiel dijo el chico acercándose a Kalira, la cual no pudo responder.
Ezekiel continuó hablando.
-      Kalira, puedes quedarte aquí hasta que encuentres dónde ir. –
-      Pero… ¿y mi familia? – logró decir la joven.
-      Un amigo ya ha ido a recogerlos. Serán instalados en la casa de al lado. Llegarán esta misma noche. No te preocupes. –
-      No entiendo nada. ¿Cómo sabías lo del incendio? ¿Y lo de mi casa? ¿Cómo sabes quién soy? –
-      Kalira, soy Ezekiel, estudio en el mismo instituto que tú por eso sé quién eres. Sobre los incendios… Todavía no puedo responderte a eso. –
-      ¿No tendrás algo que ver con los incendios? Y… ¿Qué voy a hacer ahora? Se supone que mi casa arderá y perderé todas mis cosas… -
-      Tranquila. Mis compañeros ayudarán a tu familia a recogerlo todo. Tu casa no arderá hasta media noche. Tu familia será alojada en la casa de al lado y pueden quedarse ahí todo el tiempo que quieran. Tú puedes quedarte aquí, conmigo. –
-      ¿Cómo sabes a qué hora arderá? ¿Tienes algo que ver? –
-      No tengo nada que ver. Sólo estoy informado. Kalira, debes confiar en mí. Por favor. –

Continuará...

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