miércoles, 28 de diciembre de 2011

Fain, La Tóxica (1ª Parte)

Fain era una joven química que trabajaba en el laboratorio de la universidad dónde ella misma se había sacado el título. Ella y otros cinco químicos trabajaban en un extraño experimento. Ellos apenas sabían realmente lo que hacía, tan sólo seguían las órdenes de una séptima persona. Ese último miembro era el jefe de la investigación y era un reconocido científico. Durante el trabajo, Fain comenzó a observar cosas sospechosas en su jefe. Cuando el equipo conseguía algún logro el científico les decía alfo así como: “Estamos muy cerca del fin de la humanidad”. La química, tras la extraña conducta de su jefe, trató de abandonar la investigación en numerosas ocasiones, pero cada intento se veía seguido de un aumento de sueldo.
Fain continuó trabajando en el laboratorio universitario, pero poco a poco sus cinco compañeros fueron desapareciendo extrañamente de su puesto de trabajo. Al cabo de tres años de investigación, Fain y su jefe eran los únicos que continuaban adelante con el extraño experimento. Fain cada día estaba más convencida de que su jefe estaba perdiendo el juicio y quería averiguar en qué estaba trabajando realmente. Para lograr su propósito intentó convertirse en la mano derecha del científico para que éste le dejase ver los archivos de la investigación.
La química logró hacerse la mano derecha del científico cuando éste enfermó gravemente. Poco tiempo después el hombre murió y Fain acudió al laboratorio para buscar los archivos. Sobre la mesa en la que solía trabajar su jefe vio una carpeta que ponía: “Para Fain”. La joven la abrió y cogió el papel que había dentro. Comenzó a leer:
“Fain, eres la única que ha sobrevivido a la investigación. Quiero que sigas adelante con ella, pero debes utilizar una máscara anti-gas, el experimento comienza a dar sus frutos. Tienes todos los informes necesarios en tu e-mail. Te los envié desde mi ordenador portátil en el hospital y luego les eliminé. Fain, no me decepciones y continúa con el trabajo”.
La joven dejó el papel sobre la mesa y de su bolso sacó un ordenador portátil de color rosa. Abrió el ordenador, pulsó el botón de encendido y abrió su e-mail.

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