lunes, 28 de mayo de 2012

El Día A Día De Zaida Mich

Disparos. Eso es lo que escucho cada mañana al despertar. Violaciones, asesinatos y atracos es lo que veo cada día cuando voy a estudiar. Vivo en un barrio marginal de una ciudad plagada de gente rica que ignora todo cuanto sucede. Me llamo Zaida Mich, tengo catorce años y veo todos los días como las personas de este barrio mueren sin ton ni son. Mi casa está situada en un viejo edificio lleno de mafias y narcotraficantes. Mi madre es una joven prostituta de treinta años de edad y desconozco cuál de sus cientos de clientes es mi padre. Hoy os voy a contar cómo vivo día a día.

Cada mañana me levanto muy temprano para ir a la escuela, un colegio situado a dos kilómetros de mi casa al que tengo que ir andando ya que no tengo dinero para pagar el autobús. Antes de salir de casa siempre me encuentro a mi madre, drogada, con un nuevo cliente y pienso que quizá ese pueda ser mi padre. Salgo de casa y en las escaleras encuentro gente en avanzados niveles de intoxicación, jeringuillas, condones usados, pistolas, casquillos de balas que ya han sido disparadas… Desciendo cuatro pisos esquivando todos los obstáculos que anteriormente he mencionado. En la puerta del viejo y destartalado edificio me encuentro cada mañana al jefe de una mafia que intenta vender droga a todo el que por delante de él pasa. Le saludo con la cabeza baja y continuo mi camino. Muertos, charcos de sangre, personas malheridas a las que nadie socorre, drogas, navajas ensangrentadas, toxicómanos pidiendo dinero, mujeres de tempranas edades prostituyéndose… todo eso es lo que veo mientras camino antes de llegar al barrio rico donde se encuentra la escuela pública a la que acudo. En el colegio soporto miradas de repugna, susurros tras mis pasos, que los demás niños no se acerquen a mí porque sus madres les prohíben jugar con la desarrapada Zaida Mich, que utilicen un gran insulto para referirse a mi verdad… Llantos. Eso provocan y paso todos los descansos encerrada en los lavabos de la escuela llorando. Lucho cada día para llegar a ser la más lista de las niñas de mi clase, lucho por aprender para así algún día poder sacar a mi madre de la pobreza, la droga y la prostitución. Pero para poder pagar las altas tasas que el gobierno de mi ciudad pone a la educación, me veo obligada a ejercer la prostitución cada tarde en las calles después de clase.

Esta es la vida que yo, Zaida Mich, me veo obligada a llevar gracias al capitalismo, gracias a que los ricos giran la cara en lugar de ayudarnos… Sufro esto para poder tener una educación digna y para sacar a mi madre de la vida que lleva. Pero mi mente deja de soñar cada vez que regreso a casa y entonces me doy cuenta de que la falta de dinero me condenará a acabar como mi madre… prostituta, madre adolescente soltera y, probablemente, toxicómana.

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