domingo, 4 de marzo de 2012

La Abogada De Caníbales II

Aistian describía todo lo ocurrido con una frialdad espeluznante. Aquella forma de actuar del inspector Dack le recordaba al primer delincuente al que detuvo como inspector. Ese recuerdo la enfadaba y por ello no dejaría que quedase libre.
-      Entonces, ¿Cintia fue un modo de pago? – preguntó muy serio Dack mientras observaba de reojo como Naoki paseaba por la sala de interrogatorios.
-      Supongo que podría decirse que sí – respondió Aistian todavía con la mirada clavada en la mesa.
-      Dijiste que ella también tomó cocaína… ¿La obligasteis o accedió voluntariamente? –
-      Se la ofrecimos. Al principio no quiso, pero finalmente accedió. –
-      También has dicho que accedió a cumplir vuestros caprichos sexuales. ¿Mantuvisteis relaciones sexuales con ella? – continuó preguntando el policía mientras anotaba en una libreta todo lo que el caníbal le decía.
-      Yo no. Los demás si lo hicieron. Yo sólo observé mientras seguía metiéndome cocaína. –
-      ¿A quién se le ocurrió la idea de comerse a la víctima? –
Aistian alzó la cabeza y calvó sus claros ojos verdes en el inspector Dack. Después miró a Naoki, buscaba nuevamente una mirada de aprobación. Pero ella no le miró.
-      Inspector Dack, ¿cree que es importante de quién fue la idea? Todos hicieron lo mismo a causa de las drogas – dijo la abogada caminando por detrás de la silla del inspector con las manos entrelazadas a la espalda.
-      Señorita, aquí las preguntas las hago yo que para algo soy el policía. Aistian, responda por favor. –
-      Realmente la idea fue de Cintia. Mientras mantenía relaciones sexuales con mis compañeros me pidió que la mordiese. Me dijo que quería saber que se sentía cuando le arrancaban un pedazo de carne – contestó el joven volviendo a bajar la cabeza y clavando una vez más su mirada en la mesa que tenía ante él.
-      Y usted accedió, ¿verdad? –
-      Así es. Le mordí el estómago y le arranqué un pedazo de carne. Ella gimió de placer y me pidió que continuase haciéndolo y yo no me negué. El cacho de carne me gustó y comencé a comer de cada parte de su cuerpo y ella gemía. Pero murió por la pérdida de sangre y porque mis cuatro compañeros habían comenzado a hacer lo mismo al ver que a ella todo aquello le producía placer. Así que fue todo idea de Cintia, pero supongo que a ella no se le puede condenar porque ahora está muerta. –
-      ¿Diría usted que todo fue consecuencia de las drogas? ¿O fue consciente de lo que hizo? –
-      Es posible. No sabría responder a eso con exactitud. –
La forma tan fría de Aistian al responder a aquella pregunta impactó mucho al inspector Dack. Quería condenar a aquel joven para vengarse de todo lo que le había hecho Naoki James, pero sabía que con tanta frialdad no sería un caso fácil.
-      No tengo nada más que preguntar. Fin del interrogatorio. Señorita Naoki, si lo desea tiene diez minutos para estar con su cliente. Después nos lo llevaremos a su celda – Dack se levantó de la silla y abandonó la sala de interrogatorios número tres.
Naoki se sentó sobre la mesa en cuanto el inspector abandonó la sala. Había permanecido todo el interrogatorio de pie para que Dack no descubriese la herida que Aistian había dejado bajo el cuello de su negra camisa. Una vez sentada observó al joven esposado que permanecía cabizbajo.
-      Cariño--- Todo lo que has contado al inspector, ¿es cierto? –
-      Sí Naoki. Todo sucedió así. La idea surgió de ella y sabes que no puedo resistirme a la carne y más si me la ofrecen de ese modo. No pude resistirlo – respondió él a la pregunta mientras alzaba la cabeza para poder ver a los ojos a su abogada.
-      Si todo eso es cierto podemos pedir que se te haga una prueba de la verdad. Un detector de mentiras podría ayudarnos. Aunque seguiría sin liberarte de la cárcel. Porque aunque fuese idea de ella, tú cometiste el delito de canibalismo. –

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