viernes, 2 de marzo de 2012

La Abogada De Caníbales

Naoki era una abogada de la ciudad de Nueva York. Quizás era una de las mejores abogadas que allí había y era especialmente conocida por haber defendido a los mayores psicópatas de los EE.UU. La joven llevaba casi un año sin casos importantes hasta que la policía hizo un descubrimiento muy macabro.
La policía había logrado llegar hasta una importante banda de narcotraficantes. Había llegado hasta ellos gracias a un chivatazo y se habían presentado en el piso donde vivían los cinco hombres que formaban la banda para detenerlos. Pero cuando entraron en la vivienda tras haber tirado la puerta abajo descubrieron algo peor a lo que imaginaba. Se encontraron con algo impactante y espeluznante hasta para ellos. Tras haber derribado la puerta se encontraron con los cinco varones abalanzados sobre el cuerpo de una mujer sin vida. Los cinco delincuentes tenían las bocas completamente impregnadas en sangre y los policías pudieron observar que al cuerpo le faltaban pedazos de carne. Se estaban comiendo a la joven. Los policías no daban crédito a lo que sus ojos veían, pero para uno de ellos aquella no era la primera vez. Para el inspector Dack no era el primer caso de canibalismo. La autoridad detuvo a aquellos criminales y los trasladaron a la comisaria de Nueva York. Una vez en la comisaria el inspector Dack les dio la opción de llamar a sus abogados. Todos ellos solicitaron abogados de oficio, pero uno de ellos pidió llamar a un abogado en concreto. Aistian solicitó la llamada.
Naoki estaba tranquila en su despacho, revisando los papeles de un caso por atropello y fuga cuando sonó su teléfono móvil. Al cuarto tono la abogada pulsó el botón de descolgar, puso el teléfono en su oreja derecha y dijo:
-      Al habla la abogada Naoki James, ¿en qué puedo ayudarle? –
-      Naoki, soy Aistian. Me han pillado. Te necesito como abogada en comisaria ya. –
-      Sabía que os acabarían cogiendo. Voy para allí. En cinco minutos estoy en comisaría. ¿Alguno más necesita de mis servicios? –
-      No. Los demás han solicitado abogados de oficio. –
-      Está bien. ¿Quién lleva vuestro caso? –
-      Lo lleva el inspector Dack. –
-      Vaya. Volveremos a vernos las caras… Ahora mismo voy para ahí. –
Naoki apartó el teléfono de su oreja y pulsó el botón que pondría fin a aquella llamada. Guardó el teléfono móvil en el bolsillo izquierdo de su chaqueta color violeta. Cogió el maletín negro que había sobre su escritorio y se dispuso a abandonar el despacho. Bebía llegar a la comisaría lo antes posible.
La puerta de la sala número tres de interrogatorios se abrió. El inspector Dack y el caníbal Aistian observaban con atención esperando a ver quien aparecía tras la puerta. Y allí apareció una joven asiática con la tez pálida, el pelo rojo como el fuego, los ojos color miel, alta y esbelta vestida con un traje de chaqueta y pantalón de color violeta y una camisa negra. En su mano derecha llevaba un maletín que iba a juego con el color de su camisa. La joven llevaba el pelo recogido en un moño lo cual hacía que su cara luciese más bajo la baja luz de la sala de interrogatorios número tres.
-      Hola Naoki. Volvemos a vernos las caras y nuevamente en un extraño caso de canibalismo – dijo el inspector de policía con un tono de voz muy desafiante.
-      Dack, esto no es nuevo para mí. He defendido a muchos caníbales y todos ellos han quedado en libertad. Sabes que soy buena en esto. –
-      Esta vez no voy a permitir que pase lo mismo que hace cinco años. Hagas lo que hagas no lograrás que este quede libre – respondió el hombre de avanzada edad mientras abandonaba la sala y dejaba sola a Naoki con el delincuente que había solicitado sus servicios.
La abogada, tras escuchar el golpear que indicaba que la puerta se había cerrado, se aproximó al delincuente que se encontraba sentado y esposado. Aistian era un joven extremadamente bello. Era muy alto, delagado pero fuerte a la vez, tenía los ojos de un verde claro que dejaban asombrado a todo el que le miraba, su pelo largo moreno y ondulado se deslizaba por sus hombros y su piel era de un tono blanco cadavérico que le hacía todavía más bello. Naoki se sentó ante él, sobre la mesa y lo observó. Aistian alzó la cabeza para poder mirarla a los ojos y en ese momento ella comenzó a hablar.
-      Cariño, te pedí que tuvieses más cuidado y no me has hecho caso.  Esto es grave. No será fácil defender a un narcotraficante caníbal con antecedentes penales en casi todos los estados que forman los EE.UU. –
-      Lo siento Naoki. No pude resistirme a esa carne tan bella y fresca. –
-      ¿No te llega con lo que te llevo yo a casa? Me cuesta mucho conseguirlo en el depósito de cadáveres. –
-      No. Quería recordar cómo era el comer de un cuerpo y no los pedazos que tú me das. –
-      Aistian, pude salvarte de esto una vez en Texas. Pero después de aquello será muy complicado que te libres de ir a la cárcel. –
-      ¿No hay ningún modo de evitarlo? –
-      Podría alegar que fue todo consecuencia de las drogas mezclado con un problema mental. Pero tras lo de Texas eso no servirá de ante de un jurado. Como mucho reduciría tu condena, pero no te libraría de la cárcel. –
Naoki miró a Aistian el cualla miraba con los ojos envueltos en lágrimas y con cara de ser un buen chico. Pero ella sabía que no era así. Conocía su problema y debía pensar algo para poder solucionar todo aquello. Alzó la mirada, volvió a bajarla y besó al delincuente en la boca.
-      Naoki… ¿Podrás ayudarme? ¿Podrás hacer lo mismo que hiciste en Texas? –
-      Haré todo lo posible. Pero Dack no me lo pondrá fácil. Él hará todo cuanto esté en sus manos para acusarte de lo que sea necesario. –
-      ¿Qué ha pasado entre el inspector Dack y tú? –
-      Verás. Como ya sabes este no es mi primer caso de canibalismo y el tuyo de hace tres años en Texas tampoco lo fue. Mi primer caso de canibalismo fue hace cinco años, aquí, en Nueva York. Defendí a un tipo llamado Jeve Najh. Era un hombre muy extraño. Tenía la pinta de un buen hombre y como tal se comportaba. Pero en la intimidad le gustaba disfrutar de la carne humana. Un día a Jevea todo se le fue de las manos y perdió el control. La policía de Nueva York lo cogieron comiéndose a una hermosa mujer en la calle, a plena luz del día. Aquel fue el primer caso como inspector de un hombre llamado Dack, el cuál descubrió que la mujer a la que Jevea se estaba comiendo era su mujer. Jevea Najh me solicitó como abogada y alegando un desequilibrio mental logré que el jurado lo dejase libre. Algo que el inspector Dack no me perdonará jamás. –
-      Este caso está perdido – dijo Aistian en un tono de voz triste, decepcionado y bajo.
-      Cariño, voy a hacer todo lo posible para ganar este caso. –
Naoki volvió a besar a aquel delincuente. Se fundieron en un profundo beso. La abogada comenzó a acariciar el cuerpo de Aistian. Tras el beso la joven se levantó de la mesa y se sentó en el regazo del caníbal. Volvieron a besarse y Naoki le susurró al oído.
-      Aunque estés esposado es posible que tengamos sexo aquí. ¿Te gustaría? –
Aistian asintió con un suave movimiento de cabeza al que Naoki respondió con un fogoso beso. Después se levantó del regazo del joven y se quitó los pantalones. A continuación se agachó y bajó los pantalones y la ropa interior de Aistian. El delincuente estaba esposado por lo que no podía hacer nada, pero se dejó hacer. Naoki se colocó encima de él e introdujo el pene de éste dentro de su vagina mientras apartaba su tanga negro con la mano que le quedaba libre. Y así los dos comenzaron a hacer el amor en la sala de interrogatorios número tres sin preocuparse de que pudiese pillarlos. Cuando ya llevaban veinte minutos haciendo el amor, Naoki acercó su boca a la oreja izquierda del caníbal y le susurró:
-      Acerca tu boa a mi cuello y muérdeme. Come un pedazo de mi carne que sé que es la que más te gusta. –
Aistian no lo dudó ni un segundo. Aproximó si boca al cuello de Naoki y mordió allí donde el cuello negro de la camisa de la joven taparía la herida. Mordió con fuerza y cuando apartó la boca tenía un pequeño fragmento de carne en ella. Se lo comió mientras Naoki continuaba haciéndole el amor en aquella silla.
Dack abrió la puerta sin llamar antes y se encontró a Naoki de pie ante su cliente. Aistian tenía la cabeza baja y la mirada clavada en la mesa que tenía ante él. La abogada se giró para observar como el inspector entraba en la sala y se sentaba en una silla que había al otro lado de la mesa, frente a Aistian.
-      Señorita Naoki, voy a comenzar el interrogatorio. ¿No quiere usted sentarse? – dijo Dack señalando con la mano una silla vacía situada al lado izquierdo del delincuente.
-      ¿Ahora me tratas de usted? No quiero sentarme. Demos comienzo al interrogatorio, por favor. –
-      Está bien. Aistian, todos tus compañeros te han señalado como el cabecilla de la banda y han dicho que lo sucedido ha sido idea suya. ¿Puede contarme su versión de los hechos? –
Aistian miró a Naoki buscando una mirada de aprobación que le indicase que podía contestar a la pregunta que el inspector Dack le acababa de realizar. La abogada aprobó la pregunta con una mirada que el caníbal supo interpretar.
-      Todo empezó esta mañana cuando los cinco nos metimos nuestra dosis habitual de cocaína antes de salir a venderla – comenzó a narrar Aistian sin apartar la vista de la mesa que tenía ante él – Después salimos al encuentro de uno de nuestros mayores compradores. El cuál nos dio el dinero acordado y a una chica llamada Cintia. Ella estaba muy asustada, pero aún así nos la llevamos a casa con nosotros. Una vez en casa nos volvimos a meter cocaína y le dimos también a nuestra invitada. Luego ella accedió a cumplir cualquiera de nuestros caprichos sexuales y al final decidimos comérnosla para averiguar su sabor. –

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