martes, 29 de noviembre de 2011

Z - 535

Dika se encontraba trabajando en su despacho. La joven estaba revisando los informes de sus últimos pacientes cuando alguien llamó a la puerta. Tras ella se encontraba Suder, uno de los psiquiatras de la cárcel y además el mejor amigo de la joven.
-      Dika, acaba de llegar un paciente a tu sección. Está en la celda treinta. Allí ya está esperando Enek con el informe – dijo Suder sujetando todavía el pomo de la puerta con la mano derecha.
-      Está bien. Finalizo este informe y voy a la celda treinta. Espérame allí con Enek – contestó Dika sin apenas apartar los ojos de los papeles con lo que estaba trabajando.
Suder se fue sin decir nada, como si estuviese cumpliendo una orden. El joven cerró la puerta con un pequeño golpe el cual parecía que Dika no había oído. La muchacha continuó revisando los últimos papeles del informe que tenía sobre la mesa. Cuando finalizó su trabajo metió los documentos en una carpeta de color marrón y ésta en el primer cajón del lado izquierdo de su mesa. Se levantó de la silla y se dirigió a la puerta. La abrió y se fue.

Suder y Enek estaban esperando ante la celda treinta. Dika en ese momento apareció por el largo pasillo donde estaba situada la celda. La psiquiatra se acercó a Enek y le dijo:
-      Enek, infórmame sobre el paciente. –
El joven la observó mientras le entregaba una carpeta de cartón rojo a la que era su compañera de trabajo y también su novia. Dika le echaba un vistazo a los papeles de dentro de la carpeta mientras Enek hablaba:
-      El paciente es Lisckia Clap, un joven de veintiocho años. Clap fue encontrado cuando devoraba el cuerpo de uno de sus vecinos. Nuestros trabajadores tuvieron que dispararle trece dardos tranquilizantes para lograr dormirle. El estado del cuerpo es muy putrefacto como si se tratase de un muerto viviente. –
-      ¿Qué se ha hecho con el cuerpo que Clap estaba devorando? – preguntó rápidamente Dika.
-      Están trabajando con él nuestros forenses en el sector siete – respondió Suder.
-      Bien. Cuando los forenses tengan el informe subírmelo a mi despacho. Suder, mientras Clap sigue dormido sácale una muestra de sangre y envíala al sector cuatro, allí sabrán qué hacer con ella. Enek, ¿se le encontró alguna pertenencia al paciente? – dijo Dika.
Ella y Enek comenzaron a caminar por el largo pasillo mientras Suder entraba en la celda para realizar el trabajo que su mejor amiga le había encargado. Suder entró en la celda y sacó una jeringuilla de uno de los bolsillos de su bata blanca. Se arrodilló ante el paciente que permanecía dormido en el suelo. Le levantó el brazo derecho, introdujo la jeringuilla y le extrajo sangre. Se levantó y se dirigió a la puerta de la celda. Cuando se disponía a abrir la puerta Clap se levantó del suelo y le empujó por la espalda. A Suder se le calló la jeringuilla fuera de la celda debido al golpe. En el suelo intentaba librarse de Lisckia Clap, pero éste ya le estaba empezando a devorar la barriga.

Enek y Dika caminaban por un pasillo dirigiéndose al sector dos. Llegaron al sector y Enek la llevó a la habitación tres. Allí estaban guardadas todas las pertenencias del paciente Lisckia Clap. Dika cogió la caja del paciente y comenzó a caminar fuera de la habitación.
-      Voy a mi despacho a llevar esto. Pásate tú a por el informe del forense. –
Cuando Dika se fue, Enek salió de la habitación y cerró la puerta con llave. El joven se puso en camino al sector siete para recoger el informe del forense. Para ello tuvo que pasar por delante de la celda treinta. Ante ella se encontró tirada en el suelo una jeringuilla con sangre. La recogió y la guardó en uno de los bolsillos de su bata blanca. Observó la celda y allí estaba Clap, con la boca inundada en sangre. En el suelo se podía observar un cuerpo sin movimiento.

Dika se encontraba ya en su despacho. Estaba revisando los objetos que se encontraban dentro de la caja. Pero allí no había nada de interés. Sólo una cartera de cuero marrón con documentación del paciente, un reloj, un collar de plata cuyo colgante era un pentáculo y también una hoja de libreta arrancada. El último objeto le llamó la atención a Dika. Era una hoja cuadriculada, algo rota como si fuese arrancada con violencia y estaba totalmente en blanco. Dika cogió la hoja y colocó la caja con las demás pertenencias en el suelo. Observó la hoja con mucha atención mientras pensaba porqué llevaría aquello Lisckia Clap. Pensó y pensó. Entonces recordó las historias de misterio que le gustaba leer y vio la solución. De un bote de lata negro que había sobre la mesa cogió un lápiz y pasó su mina delicadamente por la hoja. En el papel empezaron a aparecer letras. Eran las marcas de impresión de lo que habían escrito encima. “ES EL PRINCIPIO DEL FIN. Z – 535.” La psiquiatra no comprendía el mensaje. Lo copió en una hoja, guardó el papel original en un sobre y lo colocó en la carpeta roja donde estaba el informe del paciente. En ese momento la puerta del despacho se abrió y entró Enek en la habitación.
-      Dika, tengo malas noticias. Lisckia Clap ha matado a Suder. Me lo encontré comiéndose la barriga de Suder cuando me dirigía al sector siete. Fuera de la celda encontré una jeringuilla con sangre, la cual llevé ya al sector cuatro. El cuerpo de Suder está ya con los forenses. –
Dika se quedó totalmente anonadada. Acababa de perder a su mejor amigo y no sabía ni cómo reaccionar. Tan sólo se quedó mirando fijamente a su novio.
-      Te dejo aquí el informe del forense de la primera víctima de Clap – Enek dejó una carpeta de cartón verde sobre la mesa de Dika y abandonó la habitación.
Dika se quedó sola y rompió a llorar. Había tenido pacientes muy complicados, pero ninguno había sido cómo aquel. En ese momento se propuso algo. Se propuso que no pararía hasta encontrar el motivo del porqué de aquello.

Las horas pasaron y Dika continuaba encerrada en su despacho llorando, pero unos gritos muy fuertes detuvieron sus lloros. La chica se levantó de la silla y se dirigió a la puerta. Tras ella se escuchaba mucho ruido. Abrió un poco la puerta y observó por el hueco lo que estaba pasando. El pasillo estaba lleno de personas en el mismo estado que Lisckia Clap. Los que todavía eran normales estaban siendo devorados por los infectados. Dika cerró delicadamente la puerta. Sacó de uno de sus bolsillos de su bata blanca unas llaves y cerró la puerta con llave. Se detuvo un momento a pensar. Se dirigió a su mesa y comenzó a arrastrarla contra la puerta. Se sacó la bata blanca y la tiró sobre la mesa. Rápidamente cogió el suelo su mochila de cuero negro y la abrió. Cogió de la caja que todavía estaba en el suelo la pertenencias de Clap, de la mesa cogió las carpetas con los informes pertenecientes al caso y cerró la mochila. Se puso la mochila a la espalda, guardó las llaves que todavía tenían en la mano en el bolsillo delantero derecho de su pantalón color negro y se dirigió a la ventana. Abrió la ventana y observó el exterior. La altura no era mucha, el despacho se encontraba en un primer piso. Se sentó en la repisa de la ventana, respiró hondo y saltó. Con el salto se rasgó los pantalones convirtiéndose así en unos pantalones extremadamente cortos. Al caer al suelo Dika se hirió la rodilla izquierda, aún así se levantó del suelo cojeando y caminó hasta la entrada del edificio. Observó que la entrada estaba libre y entró. Corrió hasta el sector dos a pesar del dolor de rodilla. Dika alcanzó con dificultad el sector dos. Abrió la puerta y entró. Buscó con la mirada por la habitación algo con lo que atrancar la puerta. Estanterías. Dika las movió con dificultad hasta atrancar la puerta con ellas. Luego abrió la primera puerta con las llaves que sacó del bolsillo de su pantalón. Entró y abrió todas las cajas que allí había. Allí se encontraban todas las pertenencias de todos los pacientes cuyos casos ya habían sido cerrados. Entre todos los objetos encontró varios utensilios que podían serle de gran utilidad. Cogió un arco negro con dibujos rojos, tres flechas que pertenecían al arco y un pequeño hacha. Se colgó el hacha del cinturón se su pantalón y también las flechas. Guardó las llaves en la mochila y caminó recto por el pasillo con el arco en la mano. Caminó hasta el final del pasillo dónde se encontraba la habitación donde guardaban todos los medicamentos. Entró y dejó el arco sobre una mesa. Abrió todos los muebles y todos los cajones. De un cajón cogió una bolla d alcohol farmacéutico y se lo echó por la herida de la rodilla. Del mismo cajón cogió un rollo de venda y se vendó la rodilla. A continuación se quitó la mochila, la colocó junto al arco y la abrió. Metió en ella vendas, la botella de alcohol y todos los medicamentos que encontró. Cerró la mochila y se la colocó de nuevo a la espalda. Cogió el arco y se lo colgó del hombro derecho mientras observaba si había alfo más de utilidad en la habitación. Entonces encontró una pistola de dardos tranquilizantes junto a una caja de cincuenta dardos. Guardó en la mochila la caja y colgó la pistola de su cinturón. Sacó el hacha del cinturón y respiró hondo. Retrocedió sobre sus pasos y desatrancó la puerta. El pasillo estaba lleno de lo que parecía muertos vivientes. Dika se llenó de valor y comenzó a dar hachazos hasta ser el único se viviente en aquel pasillo.
Caminó entre cadáveres hasta llegar al sector cuatro. Allí encontró el tubo de ensayo con la muestra de sangre de Lisckia Clap y la carpeta correspondiente a su informe. Guardó la carpeta en mochila y se colgó como pudo el tubo de ensayo de su pantalón. Unos ruidos se oyeron tras ella. Dika se giró y vio a Enek y Suder acercándose hacia ella, infectados. Ella cogió la pistola y les disparó los diez dardos tranquilizantes que tenía, cinco a cada uno. Los chicos se cayeron al suelo y se durmieron. Dika vio cadenas, candados, mascarillas y camisas de fuerza. Eran los utensilios que se utilizaban con los pacientes más complicados. Cogió las camisas de fuerza y le puso dos a cada joven. A continuación le puso las mascarillas, los encadenó por el cuello y aseguró las cadenas con candados. Los observó. Mientras continuaban dormidos se preparó. Metió la pistola en la mochila y sacó de ella el colgante del pentáculo de Clap. Se lo colgó al cuello.

Enek y Suder despertaron cuando Dika caminaba por los pasillos rodeada de los cadáveres de sus pacientes y compañeros de trabajo. Mientras caminaba arrastraba por las cadenas que llevaba agarradas de la mano izquierda a dos no muertos.



Firmado: Paloma García Villar
Vigo, Pontevedra

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