lunes, 6 de febrero de 2012

Les Y Ray


Les estaba enamorada de él desde hace mucho tiempo. Amaba a aquel extraño chico que apenas le hablaba. Les sabía que Ray era un chico muy serio y al que le costaba mucho sonreír. Pero aquel pelo negro con mechas verdes que siempre le tapaba un ojo, aquellos ojos verdes, aquel tatuaje de un dragón que siempre se veía asomar por su cuello, aquellos tres pendientes en el labio inferior y aquella piel tan pálida la volvía loca. Ella siempre pensaba en él, pero nunca podía haber imaginado lo que le iba a pasar.

La joven Les regresaba a casa después de un duro día en el instituto. Caminaba con paso rápido. Estaba deseando llegar a casa.

Veinte minutos, ese fue el tiempo que tardó en llegar a su hogar. Cuando entró en la casa se dirigió directamente a su dormitorio, sin antes comprobar si estaba sola o si sus padres ya habían llegado. Entró en su habitación y cuando estaba a punto de tumbarse en la cama, algo cerró la puerta. Les se dio la vuelta rápidamente, asustada por el golpe. Entonces vio que la puerta la había cerrado alguien. Era Ray. Allí estaba, de pie, junto a la puerta con los brazos cruzados. Él había cerrado la puerta. Ray comenzó a caminar. Se puso ante Les. La  miró fijamente. Pasó su mano izquierda a modo de caricia por la mejilla de la sorprendida chica y aproximó su cara hacia él. La besó. Hizo que sus labios se fundiesen en un apasionado beso. A continuación la tumbó sobre la cama y empezó a besarle el cuello. Desabrochó la camisa de la muchacha e hizo que sus labios se deslizasen hasta el pecho de Les.

Un ruido muy fuerte sonó en la calle. Les se levantó de la cama alterada y se asomó a la ventana. El choque de dos coches había sido lo que había provocado el ruido, que a pesar de lo intenso y sonoro no era nada grave. La joven se giró dispuesta a volver a la cama, pero allí estaba él. Ray estaba observándola apoyado junto a la puerta con los brazos cruzados. Les acababa de soñar con aquella situación pero estaba segura de que ese momento era real. Estaba despierta y veía como poco a poco Ray se iba acercando a ella. Se aproximaba y si todo era como en su sueño debía besarla. Y así fue, se fundieron en un intenso beso. Se tumbaron en la cama, él estaba sobre ella, besándole el cuello y desabrochándole la camisa con la mano izquierda. Los labios de Ray habían ido bajando y ahora besaban el pecho de Les. Los besos se convirtieron en pequeños mordiscos y poco a poco la joven sintió que algo se clavaba en su pecho. Observó y vio que Ray le había clavado los colmillos en el pecho provocándole sangre, lo cual el extraño chico chupaba entusiasmado. Chupó hasta que dejó de salir sangre. Miro a Les con la boca inundada en líquido rojo. Sus colmillos estaban muy afilados. Les comprendió porqué el joven que amaba era tan extraño.


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