domingo, 5 de febrero de 2012

Escuela De Monjas: Compañeras De Habitación

Tras escuchar el consejo de la maestra católica, Aira abandonó el despacho. Comenzó a caminar por el pasillo y a buscar su habitación. A su alrededor veía a todas las alumnas en sus dormitorios con los pijamas del centro ya puestos. Gracias a la extraña norma de que las puertas debían estar siempre abiertas podía ver todo cuanto sus compañeros hacían.

Continuó caminando fijándose en los números de las habitaciones y por fin encontró la suya. Habitación 303. Tras comprobar el número dio un pequeño paso hasta el interior del dormitorio. Se quedó quieta y observó. Las paredes del cuarto estaban pintadas de un rosa pálido. En la pared que había al lado derecho había una cama con el edredón del mismo color que la pintura de la pared. En la pared del lado izquierdo había otra cama exactamente igual. En la pared situada frente a la puerta había una enorme ventana y bajo ella un escritorio de madera. Aira dio otro paso más al interior y observó que frente a la cama del lado izquierdo había un pequeño cuarto. La joven dedujo que era el cuarto de baño.

En ese momento esa puerta se abrió y apareció una muchacha preciosa. Era una chica con el pelo muy largo, liso y de un color rojo muy intenso. Su tez era de un tono miel, sus ojos azules como el cielo. La colegiala llevaba puesto un pantalón corto que le quedaba a la mitad del muslo. La prenda era blanca y en la pierna derecha tenía gravado el nombre de la escuela “Amigas Del Alma”. El pantalón era la única prenda que llevaba, aunque el largo pelo de la joven tapaba sus exuberantes pechos. Aira la miraba con asombro.

-      - Tú debes de ser Aira. Resurrección me dijo que vendrías hoy – dijo la alumna mientras caminaba para salir del cuarto de baño.

-      - Sí, soy yo. ¿Tú eres Úrsula? –

-     -  Así es. Mi cama es la de la derecha. –

-      - Está bien. Entonces voy a instalarme. –

Úrsula se dirigió a su cama y cogió un top que había sobre ella. Se apartó el pelo dejando ver sus pechos y se puso la prenda de vestir. El top era de color blanco y a la altura del pecho ponía el nombre de la chica.

-     - Tienes unos pechos muy bonitos – dijo Aira con la mirada todavía clavada en los senos de su compañera.

La nueva alumna no había podido evitar ver los pechos de Úrsula cuando esta se había apartado el pelo y, entonces, recordó el consejo que su maestra le había dado.

-      - Muchas gracias. Espero poder ver los tuyos cuando te cambies. Tu pijama está sobre tu cama. –
 
Aira se dirigió a su cama, que era la situada en la pared izquierda de la habitación visto desde la puerta. Observó y vio que sobre el edredón estaban todas sus cosas. Allí estaban las pocas maletas que sus padres habían hecho enviar al centro  y también toda su ropa escolar. Se sentó en la cama y se quitó la camiseta. Se volvió a poner de pie y se quitó la falda que llevaba puesta. Bajo la camiseta no llevaba sujetador, por lo que sus pechos quedaron a la vista de su compañera y bajo el pantalón llevaba un tanga muy fino. Cogió su pijama blanco de la cama y se lo puso bajo la atenta mirada de Úrsula. Una vez se lo había puesto se dio cuenta de que, al igual que el de su compañera, el top llevaba gravado en el pecho su nombre.

-    - Tú también tienes unos pechos muy bonitos – le dijo Úrsula mientras se levantaba de la cama. 

-     - Gracias. Oye, la distribución de los muebles… ¿cómo va? Lo digo para saber dónde poder guardar mis cosas – preguntó Aira algo desconcertada por el comentario de su compañera de cuarto.

-     - El mueble del lado izquierdo está completamente vacío. Así que ese será el tuyo. Pero si no te llega en mi mueble, que es el del lado derecho, todavía hay sitios libres – respondió Úrsula poniéndose tras la nueva alumna.

Úrsula rodeó con sus brazos a Aira desde la espalda. Le apartó el lardo y rizo pelo negro cual carbón del cuello a su compañera y comenzó a darle pequeños mordiscos por todo el lado derecho del cuello. Aira se quedó paralizada, no comprendía el comportamiento de Úrsula. Pero la joven pelirroja seguía mordiéndole el cuello y eso excitaba mucho a la nueva alumna. Úrsula con un movimiento suave de brazo giró a Aira y la puse frente a ella. Ahora estaban cara a  cara y mirándose fija e intensamente a los ojos. La empujó y Aira calló sobre la cama. La compañera de cuarto se acercó al mueble del lado derecho y de uno de los cajones sacó algo. Aira no pudo ver que era. La pelirroja se aproximó de nuevo a la cama y se puso encima de su nueva compañera de habitación. La besó y comenzó a acariciarle la pierna con el objeto que había cogido del mueble. Por el contacto de su piel con el objeto, Aira pudo saber que era algo metálico, alargado y cilíndrico. Úrsula dejó de besarla y se levantó, quedándose sentada sobre la cintura de Aira. La joven le enseñó el objeto que llevaba en la mano. Era un consolador. Aira se excitó. Un profundo calor surgió dentro de ella y supo que en aquella habitación esa noche iba a haber sexo.

La colegiala de pelo rojo dejó el metálico consolador sobre la cama, en el lado izquierdo de su compañera y después le bajó los pantalones blancos del pijama del centro. Aira no opuso resistencia. Ella quería que su compañera la desnudase. Una vez Úrsula dejó en tanga a la nueva alumna, volvió a coger el objeto cilíndrico con la mano izquierda, con la mano derecha apartó el fino tanga de encaje negro e introdujo en la vagina de Aira el consolador. Poco a poco lo movió de dentro a fuera para dar placer a su compañera.

Aira disfrutaba como nunca lo había hecho. Úrsula la estaba masturbando de una manera que la excitaba especialmente y mientras lo hacía le mordía todas y cada una de las partes de su cuerpo. La nueva alumna veía el culo de su compañera, ya que para masturbarla se había puesto a cuatro patas entre sus piernas y ella estando tumbada veía como el culo en pompa se movía con cada embestida del consolador. Mientras observaba el espectacular cuerpo de la pelirroja y mientras se bañaba en un intenso mar de placer, vio que alguien aparecía por la puerta del dormitorio.

Era Resurrección, la maestra de biología.


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