martes, 14 de septiembre de 2010

Ángel De La Guarda

África empezaba a pensar que se estaba volviendo loca. Acostumbraba a salir con su amigo Javi en coche, pero desde hacía algún tiempo en esas salidas había algo extraño. Cada vez que salía de viaje en coche con Javi ella sentía una presencia en el vehículo. Normalmente iba en el asiento del copiloto y si miraba por el espejo los asientos traseros, veía una figura. La joven no podía dejar de pensar en ello. Cada vez que recordaba esos momentos se aterrorizaba, sobre todo porque reconocía la figura que aparecía en el coche.  Un día la joven decidió que se lo contaría a su amigo cuando estuviesen juntos.
El día llegó. África y Javi quedaron para salir a dar una vuelta en coche por la ciudad. Ambos se encontraban en el interior del vehículo y Javi se disponía a ponerlo en marcha.
-          Espera. Javi, tengo algo que contarte. –
-          Dime. –
-          No sé si lo recuerdas. Pero hace algún tiempo te conté que había estado saliendo con un chico y que había muerto de una sobredosis. –
-          Lo recuerdo, fue tu primer amor. Pero… ¿a qué viene eso ahora? –
-          Pues… verás. Vas a decirme que estoy loca y que alucino. Pero desde hace unas semanas cada vez que voy contigo en el coche lo veo por el espejo en el asiento trasero. –
-          ¿Qué? –
-          Eso. Cada vez que viajamos él nos acompaña en el asiento trasero. –
-          Creo que pensar tanto él empieza a afectarte. –
-          ¡No! Es real, lo veo. –
-          Quizá sea cosa de tu imaginación. –
-          Es posible… -
-          Tú tranquila. Relájate y disfruta del viaje, ¿vale? –
-          Vale. –
El chico encendió el coche y comenzó a conducir por las calles de la ciudad. Ambos amigos pasaron una tarde genial. Tomaron un helado, jugaron por el monte, disfrutaron de los paisajes, del aire libre y ahora volvían a casa. Javi había detenido el coche. El semáforo estaba en rojo y esperaba a que cambiase al color verde. El vehículo estaba detenido en un cruce de caminos, cuatro caminos que se cruzaban y cada carretera tenía un semáforo para impedir accidentes. África avisó a su amigo de que el color verde había aparecido y él apretó el acelerador. Del camino derecho al que estaban ellos apareció uno coche el cuál se había pasado el semáforo en rojo. Envistió de pleno al coche de los jóvenes. La parte delantera del coche quedó totalmente metida en la puerta del lado en el que África viajaba. Javi y África perdieron la vida.
África veía todo lo que pasaba a su alrededor y hablaba a la gente, pero nadie la oía, ni la veía. Miró a un lado y pudo ver su cadáver en el suelo y también el de Javi. Miró a otro lado y al final de uno de los caminos vio a Marcos. Se dirigió hacía a él.
-          Marcos, ¿qué ha pasado? No entiendo nada. –
-          Acompáñame y te lo explicaré todo. –
Marcos tendió su mano a la chica y ella la agarró. De pronto se encontró en un lugar maravilloso. Un rincón lleno de árboles, con un aire muy limpio y con muchas flores de muchos colores. Lo que veía le encantaba.
-          África, lo que ha sucedido es que has tenido un accidente de coche y has muerto. Javi también. –
-          Pero… desde hace tiempo ibas con nosotros en el coche, ¿por qué no nos has salvado?-
-          Porque quería que murieses. –
-          ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! –
-          Porque quería volver a estar contigo. Te amo y te echaba de menos. Sólo podíamos estar juntos si ambos estábamos muertos, por eso te he dejado morir. –
-          Y ahora… ¿qué sucederá? –
-          Te quedarás en este sitio, conmigo y estaremos siempre juntos. –
-          ¡Eso es genial! Pero… ¿qué pasará con Javi? –
-          Vendrá a este mismo lugar y podrás seguir siendo amiga del. Tranquila, estarás rodeada por gente que te quiere. Vivirás mejor aquí. –
-          Menuda paradoja, ¿no? –
-          ¿A qué te refieres? –
-          Pues a que voy a vivir estando muerta. Voy a vivir mejor que en vida. Me resulta paradójico. –
Cuando África acabó la frase una chispa apareció a su lado y con ella llegó Javi. La chica lo abrazó asombrada. Y le explicó todo lo que acababa de suceder. Ahora África se encuentra en un sitio muy bello junto con el chico al que ama y a su mejor amigo.

Escrito por: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)

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