lunes, 27 de septiembre de 2010

Delirante Comportamiento

Era un día normal. Era viernes y Ángela estaba en clase, deseando que llegase a su fin para salir con todos sus amigos por la noche. Ella se encontraba mirando por la ventana y no dejaba de abrir y cerrar su bolígrafo cuando la campana sonó. Recogió rápidamente sus cosas, salió de clase y se dirigió a la puerta continúa a la de su clase. Allí se encontró con una amiga. Bajaron las escaleras y se fueron a cenar juntas. Mientras cenaban todo comenzó…
Ángela y su amiga Zoe se encontraban cenando en un bar cercano a su instituto. Zoe estaba preocupada porque el comportamiento de su amiga estaba empezando a resultar un tanto extraño. Ángela había pasado de ser una chica callada a no dejar de hablar y a no poder parar quieta ni un minuto. No dejaba de moverse.
-          Ángela, ¿estás bien? –
-          Sí, ¿por qué? –
-          Estás muy rara, no dejas de moverte. ¡Para ya! Me estás poniendo nerviosa.-
-          No puedo parar. Necesito moverme. –
Las chicas acabaron de cenar, pagaron la cuenta y se fueron del local. Se pusieron en camino al local en el que había quedado por la noche con sus amigos. Empezaba a oscurecer y Ángela continuaba rara. Mientras caminaba no dejaba de dar saltitos y no dejaba de hablar ni un solo minuto.
Llegaron al local y entraron. Allí se encontraron con algunos amigos. Se acercaron a ellos, pidieron algo de beber, aunque sin nada de alcohol, y disfrutaron de la compañía de sus amigos. Parecía una noche normal, pero el extraño comportamiento de Ángela acababa de empezar…
Se encontraban en una mesa, charlando, cuando de pronto Ángela se levantó de la silla y se dirigió a la barra. Zoe la observó extrañada y pensó que iría a pedir algo más de beber. Mientras pensaba pudo ver como su amiga se subía a la barra del bar y comenzaba a bailar. Ángela estaba bailando y estaba comenzando a quitarse la ropa mientras tonteaba con los chicos que había allí. Zoe estaba sorprendida por la forma de actuar de su amiga y sus amigos se habían aproximado a ella para seguirle el juego. Ángela estaba casi desnuda, sólo llevaba puesta la ropa interior, cuando se arrodilló en la barra, se aproximó a uno de sus amigos, le agarró la cabeza y lo besó. Luego hizo lo mismo con todos los chicos que estaban próximos a ella. Zoe no podía soportar el espectáculo que estaba montando su amiga por lo que decidió salir del bar. Cuando salió se encontró fuera con el mejor amigo de Ángela, Breogan, y le contó todo lo que estaba pasando. Breogan no daba crédito a lo que Zoe le estaba contando y decidió entrar para comprobarlo por sí mismo.
Breogan entró en el local y allí estaba ella, semidesnuda e insinuándose a todo chico que se le acercase. Se acercó a ella e intentó hacerla entrar en razón pero Ángela no le escuchaba. Breogan salió del bar y le pidió a Zoe que entrase con él para que intentase hacer entrar en razón a su amiga. Ambos se aproximaron a la barra. Ángela se quedó quieta y los observó. No pestañeaba, no se movía, no hacía nada. De pronto, miró atónita a su alrededor, observó su cuerpo y fue consciente de lo que estaba pasando. Se asustó. Cogió su ropa de la barra y salió corriendo. Entró en los baños, cerró la puerta y sentó en el suelo donde se sumergió en el llanto.
-          Ángela, ¿qué ha pasado? ¿Por qué has actuado así? –
-          No lo sé, Zoe. No recuerdo nada de lo que ha pasado, no recuerdo lo que he hecho. –
Ángela a penas pudo acabar la frase. Se desvaneció en el suelo mientras hablaba.
-          ¡Breogan! ¡Corre! ¡Ven! ¡Breogan! ¡Por favor! –
-          ¡Zoe! ¿Qué pasa? –
-          Es Ángela, se ha desmayado. –
Breogan se acercó a toda prisa a Ángela.  La cogió en brazos y le explicó a su amiga lo que harían para solucionar todo aquello.
-          Zoe, escúchame bien. Toma las llaves de mi coche, está aparcado en la calle de abajo. Ve yendo y ábrelo. Yo iré detrás de ti con Ángela en brazos. La vamos a llevar al hospital, ¿Vale? –
Zoe tomó las llaves de la mano de su amigo y salió del bar a toda prisa. Se dirigió hacia el lugar que le había indicado Breogan y abrió el coche. Esperó hasta que el chico llegase con su amiga en brazos. No tardó mucho en llegar. La tumbaron en los asientos traseros y ambos se subieron al coche. Breogan era el que conducía y rápidamente se puso en camino al hospital.
Cuando llegaron al hospital, Zoe bajó del coche y buscó a un médico que pudiese ayudarles. Breogan volvió a coger en brazos a Ángela y entró con ella en el hospital donde su amiga Zoe ya estaba hablando con un médico. El doctor se acercó a él y le pidió que tumbase a la chica en una camilla que había próxima. Zoe le explicó con todo detalle lo que había sucedido. El médico les pidió que esperasen en la sala de espera mientras le realizaba unas pruebas a Ángela.
-          ¿Crees que se pondrá bien? –
-          No lo sé, pero espero que sí. No te preocupes, los médicos harán todo lo posible. –
-          Breogan, estoy asustada. –
El chico iba a responder cuando el médico que estaba atendiendo a Ángela se les acercó.
-          Chicos, vuestra amiga va a tener que permanecer algún tiempo ingresada. Tenemos que hacerle más pruebas. Actúa de un modo muy extraño. Mientras le realizábamos una prueba se levantó de repente de la camilla y ha intentado estrangular a uno de nuestros enfermeros. Hemos tenido que atarla a la camilla. Podréis verla luego, pero antes quería haceros unas preguntas. –
El médico hizo muchas preguntas a los dos amigos de Ángela. Cuando le había hecho todas las preguntas que quería, permitió que viesen a la chica. Los dirigió a la habitación en la que se encontraba la chica. Ángela estaba tumbada en la camilla, atada de pies y manos sin poder moverse ni un milímetro. Zoe no pudo evitar romper a llorar cuando vio el estado en el que se encontraba su amiga. Breogan se aproximó a Ángela y le acarició la cara con suma delicadeza. De pronto, algo agarró a Breogan por el cuello y Zoe salió corriendo de la habitación gritando. Ángela había logrado romper las correas que la tenían atada a la camilla y estaba intentando ahogar a su amigo. Varios enfermeros entraron en la habitación e inyectaron algo a la chica, algo que hizo que soltase a Breogan y cayese rendida sobre la camilla. Breogan salió totalmente perplejo de la habitación. No lograba comprender nada. Sólo podía preguntarse una cosa, ¿Ángela se había vuelto  loca?

Escrito por: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)

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