martes, 14 de septiembre de 2010

Encuentro Con Sangre


Estaba tranquilamente bebiendo en la barra, sola. Cuando ese chico se acercó a mí, me cogió de la mano y me llevó al rincón más solitario y oscuro de todo el bar. Una vez allí, el silencio y la atracción sexual que sentíamos el uno por el otro hacía aquella situación un poco incómoda. Él por  fin decidió romper el hielo acercándose a mí y comenzando a besar mi cuello.
“Corta mi cuello y bebe la sangre que por el baje, deja que tu boca se llene de sangre y se deslice por tus dulces labios”, esa  frase salió inconscientemente de mi boca. Sacó una navaja de su bolsillo, la colocó en mi cuello y la deslizó lentamente, provocando un pequeño corte. La sangre comenzó a bajar. Acercó sus labios y empezó a besarlo, bebiendo así aquel líquido rojo que tanto le atraía. Ambos estábamos muy excitados, sus manos acariciaban mi cuerpo de una manera muy sensual. Una de sus manos comenzó a bajar, hasta que desapareció entre mis piernas y se deslizó por dentro de  mi ropa. Me miró. Su boca estaba llena de sangre y todavía bajaba por esos labios tan dulces y sensuales. Se quitó la camiseta, me tumbó en el suelo, se bajó los pantalones y comenzó a hacerme el amor  mientras seguía bebiendo la sangre que quedaba en mi cuello y que manchaba su boca de un color rojo que hacía aquella situación más erótica.
Deseaba que aquella situación no acabase nunca, ver toda nuestra ropa y su cara teñida por mi sangre me producía una increíble sensación de placer.
Él me observaba con aquella increíble mirada penetrante mientras hacía que aquello continuase ocurriendo. Se comenzaron a oír voces fuera, voces que se acercaban cada vez más al rincón donde nos encontrábamos. Podían pillarnos en cualquier momento. Cada vez que las voces se acercaban más él lo hacía con más entusiasmo. La sensación de que nos pudiesen encontrar le resultaba muy morbosa...



Escrito por: Paloma García Villar
Vigo (Pontevedra)

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